Una lámpara incandescente es un tipo de lámpara que utiliza un filamento de tungsteno como fuente de luz. Fue inventada por Thomas Edison en 1879 y fue el tipo más común de iluminación utilizada durante más de un siglo.
El funcionamiento de una lámpara incandescente se basa en el principio de la incandescencia, que es cuando un material se calienta a altas temperaturas y comienza a emitir luz. En este caso, el filamento de tungsteno se calienta por la corriente eléctrica que pasa a través de él, y emite luz visible.
Las lámparas incandescentes tienen varias características. Por un lado, emiten una luz cálida y agradable, lo que las hace populares en ambientes residenciales. Además, son regulables, por lo que se pueden ajustar para proporcionar diferentes niveles de brillo. También son muy económicas y fáciles de encontrar en el mercado.
Sin embargo, las lámparas incandescentes también tienen algunas desventajas. Son altamente ineficientes en términos de consumo de energía, ya que solo convierten aproximadamente el 10% de la energía en luz, mientras que el resto se disipa en forma de calor. Esto las hace menos amigables con el medio ambiente y más costosas de operar en comparación con otras opciones más eficientes energéticamente, como las lámparas fluorescentes compactas o las lámparas LED.
Debido a su baja eficiencia energética, muchas regiones y países han comenzado a prohibir o eliminar gradualmente las lámparas incandescentes en favor de alternativas más eficientes. Sin embargo, aún se pueden encontrar en uso y continúan siendo una opción popular para ciertas aplicaciones específicas.
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